lunes, junio 13, 2005

Realidad Virtual. Parte I

- ¿Qué harías si en 3 días se acabará el mundo?
- No sé, en el planeta quedaría la caga, pero yo me acostaría con la 1º tipa que se me pasara por delante.
El Payno sólo pensaba en sexo, sus neuronas no podían procesar otras cosas.
- Yo probaría todas las drogas que tenga a mano, hasta pasta base jajaja. Tomaría copete hasta quedar muy curado y le pegaría a los pacos
La verdad es que nunca había pensado en algo así, pero tampoco se me ocurría una solución rápida para esa respuesta.
Cada vez que pensábamos en el acabo de mundo nos reíamos mucho y las ocurrencias eran lo más extraño. El problema era que estábamos pasando por un período de viajes drogadictos que no terminaban y seguíamos sólo para llegar a una alucinación totalmente buena, o a una realidad virtual que andábamos buscando. El problema es que la resistencia no era mucha y los problemas adversos eran obvios, muchas pálidas y vómitos.
Todos los carretes pasados eran geniales, escuchando Bob Marley o la Janis Joplin, pensando de verdad estar en Woodstock o Piedra Roja, ya que en ese momento éramos todos muy hippies.
El problema era siempre juntar plata, pero siempre salían unas buenas promociones para los que tomaban copete, aunque ese no era mi caso, pero siempre el lado del carrete dependía del presupuesto y del ánimo.
Todos los días llegaba muy tarde a mi casa, o en realidad muy temprano, porque cuando caminaba a mi casa, todos los trabajadores estaban esperando la micro para ir a laburar.
La prueba de aptitud la habíamos dado todos, pero como en todos lados, unos se salvaron de las Universidades privadas y otros no, yo quedaba por tolerable puntaje.
Ese sábado sería nuestro último carrete todos juntos y eso era nostálgico aunque no lo quisiéramos. Habíamos estado todo un verano juntos y eso era algo que no podríamos olvidar.
Como a las 6 de la tarde del día viernes, el Payno y el Osler me pasaron a buscar, para comprar lo que tanto nos hacía felices. Tomamos 2 micros y al llegar donde la tía Faustina, me di cuenta que habíamos cruzado toda la ciudad. Entramos a la casa, abrieron mi mochila y guardaron todo ahí. Eran 50 lucas de puros cogollos.
El Osler y yo, nos quedamos esperando al Payno, que había entrado en otra pieza con la tía Faustina.
- Háganla cortita.
Salió como a los 5 minutos con su bolsa personal, ese era sólo su consumo y nadie más compartía ese vicio, las drogas duras no eran para nada nuestro estilo.
Nos fuimos directo a la casa del Sándalo, porque ese era la sede para nuestro último carrete juntos. Como a las 10 de la noche empezaron con su besitos los de siempre, la Carolina y el Osler, nada serio; El Ángel y la Sabina, que eran nada más que sólo sexo; la Dense y el Pancho. Yo me senté en un sillón, el Sándalo con el Brasileño estaban poniendo un CD de Radiohead, el “OK Computer”. El Payno bailaba sólo como siempre, me paré, saqué una manzana de la cocina y el payno me siguió, me tiró de la mano y me dio un beso. Nunca me gustó, es más creo que me habría dejado si hubiese sido el Honorato, era un poco engrupido, pero igula me gustaban sus dreak block y su ropa Funk. Todo empezó en un concierto de los Chancho en Piedra, cuando tuvimos que compartir un pito para 2. La verdad es que a mi también me gustaba el Funk y eso era algo que compartíamos.
En el momento en que el Payno me tomó de la cintura me empujó a la pieza de los papás del Sándalo, él Honorato estaba jugando carioca con el Anselmo, me miró y miró sus cartas, empujé al Payno y me senté con ellos en el comedor.
- ¿Puedo jugar?
Me pasaron 12 cartas.
- 2 tríos
Comenzamos a jugar y yo no paraba de jotear al Honorato, mientras el Payno seguía molestándome.
- Mañana les voy a traer una camboyanas guerreras, van a quedar asustados con ellas
El Honorato era todo espiritual y parece que le molestó el comentario, así que se paró y se fue a la cocina.
A las 5 de la mañana me fui a mi casa, estaba pasando por fuera de la casa del Cristóbal, un niñito que es digno de profanarse, tiene como 15 y alguien me grita.
- Espérame, no vayas tan apurada.
Era el Honorato, prendí un cigarro y nos quedamos en silencio, nos sentamos en un negocio cerca de mi casa y ahí hablamos.
- Y el Payno, ¿qué onda?
- Ninguna onda.
Me acerqué a él, le empecé a hacer cariño y nos dimos un beso. La verdad es que fue un beso inocente, sin nada de calentura y después me fue a dejar a mi casa.
Cuando estaba en mi casa, pensé muchas cosas, y en especial, en la definición de un futuro que yo no me había trazado, más bien lo habían hecho mis padres. Ese sábado sería el último en el que estaríamos todos juntos y sobre todo con Honorato. El se iba a estudiar a Valparaíso y yo a Valdivia, estaríamos a 954 kilómetros de distancia, tal vez nos veríamos para los fines de semana largos. Las personas que piensan en que los pololeos a distancia resultan, o son carnudos o unos románticos sadomasoquistas. Honorato sería como los demás, sólo por un par de noches.
1998



2 Comments:

At 4:08 p. m., Blogger Mister Duncan Dijo...

Felizzzz Dia!!!!! Blogger...
besos, abrazos miles.

Espero el otro año hacer el mismo saludo, jejeej, aiooos.

P.D: (es el mismo saludo pa harta gente, de todas formas, me gustó lo que escribes, siguele.)

 
At 4:06 a. m., Blogger Mister Duncan Dijo...

Mmmm, que buenos recuerdos... y a propósito de qué se vinieron a la mente...??? que copuchento, ná que ver, no me pesques. La distancia, si, es horrible, yo soy de los lesos que cree en que igual puede resultar, leso po, si ya han sido dos los intentos fracasados... pero bueno.
saludossss.

 

Publicar un comentario

<< Inicio