lunes, julio 04, 2005

Victimas y victimarios

Sacar cálculos de los heridos... cuesta; Los problemas abundan, ya sea por política, religión, fútbol o por la pelea típica de cuál quiere más al otro.
La Andrea se defiende y tiene sus ideas claras, lo más obvio es que maneja a Roberto como quiere, en realidad no lo maneja, sólo busca su bien, tal vez lo quiere, aunque se pongan el gorro hasta las patas, nunca han hablado de pololeo, pero llevan más de un año juntos, en una relación un poco rara, en donde poco se respetan, pero es probable que se quieran.
Al contrario pasa con Alberto y Marcela. Todos sabemos que el Alberto está enfermo de la cabeza, se descontrola con unos cuantos copetes o algunos pitos y de enfrenta con la pobre Marcela, ya que la tiene más a mano. Por su parte la Marcela es otra enferma, deja que le peguen. Dicen que se quieren, tal vez sacándose la mierda se demuestran amor. Creo que ella sólo busca alguien que la quiera, el pololeo más erio que tuvo no resultó y la dejó con una hija a los 16 años, han pasado algunos años de eso y aún sigue buscando alguien en quien apoyarse o tal vez alguien que le saque la cresta.
Ese día llovía torrencialmente. Estabamos bien, yo conversando con el Antonio, sobre lo raro que es el clima.
- Me encanta la lluvia
- Yo la odio
Roberto estaba con un vaso de vino tinto y un pito en las manos y además conversba con el Luis. Salí a la calle unos minutos y vi a la Marcela con Alberto. Yo sólo quería un helado, lo fui a comprar y lo disfruté bajo la lluvia. Volví y ya todo estaba muriendo, me quedé un rato afuera. En ese momento la Marcela llegó corriendo y sangrando de la nariz, con un rasguño en el cuello y un cototo en la frente, lo más leve era todo la ropa con barro.
- ¿Qué te pasó?
Se puso a llorar como una idiota y la llevamos al baño, le lavamos la cara y nos contó que se habían puesto a pelear, que Alberto la había botado y le había pegado, todos la consolaban. Mientras tanto, en el living divisé a la Andrea y Roberto.
- Puta Roberto, córtala.
La empezó a besar y a darle miles de abrazos.
- Roberto... córtala, me tienes aburrida
La Andrea le pegó una cachetada y le dejó los dedos marcados en la mejilla, entonces él se puso a llorar.
- Andrea, te amo. ¿Por qué me pegas?, ¿ya no me quieres?
El escándalo fue grande, los vecinos salieron de sus casas y nos amenazaron con llamar a lo pacos.
La Andrea lo llevó a su casa, lo acostó en el sillón y le contó un cuento para que se durmiera. Parecía su madre, tal vez eso era lo que buscaba, ya que la de él había muero de cáncer cuando él tenía sólo 11.
La Marcela seguía llorando.
- Marcela si te veo otra vez con el Alberto, olvidate de nuestra amistad.
Al parecer cuando le pegan a una mujer, la costumbre es obvia si es que ella no se defiende, tal vez somos todos algo sadomasoquistas, pero lo que es claro... ella no se defendía.
Al otro día todo se había calmado, caminamos por la calle mayor y ahí estaban, Alberto con la Marcela, y la Javi hija de la Marce caminando como una familia feliz y a unos metros la Andrea y Roberto. Parecían seres normales. Pero al atardecer todo cambiaba otra vez y las mutaciones comenzaban como todas las noches.
Por algo dicen que a golpes se aprende