miércoles, junio 23, 2010

El silencio de mi padre...


Ayer fue un día notablemente nostálgico para mi, había sido el primer día del padre, sin mi padre, digo sin mi padre y me refirió al tema físico, días antes además veíamos uno de esos programas de abogados con mi mamá, algo así como caso cerrado y un caballero de 72 años, era demandado por su hija, porque todos abusaban de él, le pedían plata y no se la pagaban, entre otras cosas, lo que me hizo acordarme más aún de mi padre.

En este momento de mi vida, necesito de él más que nunca, de su silencio, que siempre me quería decir algo, quiero que vea los partidos de Chile conmigo, que me mire sin decir nada, aunque eso era un reto, quiero sentirlo a mi lado.

Tal vez era de pocas palabras, no decía mucho lo que sentía, pero siempre sabía que su apoyo hacia a mi era en las buenas y en las malas, se además que me tenía más fe de la que yo misma me tengo, eso es lo que necesito, el silencio de mi padre.

Son 7 meses que mi padre ya no está y creo que es ahora cuando me estoy dando cuenta realmente de lo que paso, de lo que lo necesito físicamente, que este sentado a mi lado, añoro su presencia, su respiración, sus estornudos, su tos, sus caras de enojado cuando le sacaba los pelos de las orejas con pinzas, lo añoro a él.

Quiero que se siente a la mesa a contar que vio a alguien, con su típica frase: “vi al… y está viejo, ya quisieran todos estar como yo a los 73”, se tenía harta fe, en eso me parezco un poco a él, pero siento que sin él, gran parte de mi personalidad y mi pachorra se fue.

Esta frase la escribí el 19 de noviembre, cuando sólo habían pasado un par de días desde que mi padre se había ido: “ Sin mi padre me siento sola, incompleta, huérfana, desprotegida, él siempre ha sido el apoyo más importante en mi vida, el que me motivaba para que siguiera adelante en las tonteras más grandes que emprendía, pero él siempre estaba ahí pa darme una palabra de aliento y para decirme que lo iba a lograr” y esa frase la sigo sintiendo, sin él estoy huérfana.

Ayer fui a Santiago y cuando venía de vuelta en el bus, ya era de noche y recordé a mi padre, en cada servicentro que veía, lo veía a él, cuando se bajaba conmigo del auto, porque yo estaba que me hacía pipí, nos comprábamos un café y nos sentábamos, mientras yo le hablaba de mis proyectos con turismo rural y él me decía, hazlo luego, yo te cuido el campo y en todo lo demás sólo me movía la cabeza en señal de afirmación. ]

En el bus venía en un trance extraño, recordando palabras, momentos, silencios con él y cuando venía en San Javier, me di cuenta que estaba lloviendo, ya eran las 12:00 de la noche y pensé nuevamente en mi padre, me lo imaginé en el paradero de la Quiñipeumo esperándome, con frío, con su chaleco café, con una sonrisa y sacando mi mochila de montaña del maletero del bus, como cada viernes que venía de Santiago y él me esperaba en ese paradero.

El dolor no disminuye, está igual y tal vez creciendo, quiero el silencio de mi padre, sus caras que me decían más que sus palabras, sólo espero algún día aprender a vivir con este dolor.

1 Comments:

At 9:15 a. m., Blogger Walala Dijo...

animo chiquilla, animo.

es mejor dejar salir el dolor, expresarlo, contarle a la gente lo que te pasa... yo me traté de hacer el rudo cuando falleció mi papá, asumir mas responsabilidades, cuidar a mi familia... y resultó que diez años después, sencillamente exploté, mandé todo a la punta del cerro y tuve que gastar un año entero en terapia por no haber sabido canalizar bien el dolor en el momento en que era necesario hacerlo...

es importante que estés acompañada, que tengas un hombro en quien llorar, que puedas dejar salir esa pena hasta acostumbrarte a la idea que tu padre siempre te acompañará en la medida en que tu quieras que así sea :)

un abrazo matilda

 

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