miércoles, mayo 31, 2006

Presentación en sociedad




Presentación en Sociedad.... el es Benjamin

Hace poco más de una semana nació Benjamin, mi primer sobrino... y lo es, porque es hijo de mi mejor amiga, la Flora (Ángela). Y aunque no tengamos lazos sanguíneos, ese pequeño me robó el corazón y es parte de mí.
Estuve con él desde que su madre supo que estaba embarazada, también porque compartimos todo un verano los tres (Flora, Benjamin y yo), medio aburrido, pero siempre con una buena conversación y risotadas por montones.
Sólo puedo decir que me encanta este pequeño.
Que es un amor.
Que adora a su tía preferida (yo).
Y que no es para nada llorón.
Así que Benjamin, bienvenido a este mundo

lunes, mayo 22, 2006

Reset


En mi último período, que la verdad ya equivale a un par de semanas, me he dedicado a cuestionarme y analizar los 5 años que pasaron más lento en mi vida, para eso me he alejado del mundo y todo lo que me rodea.
Esto nace por mi próxima partida de Concepción, que espero con ansias desde el 1 de marzo de 2002. Por qué será que nunca me acostumbre a este lugar?, eso es algo que siempre me preguntaré, las respuestas pueden ser muchas, pero la verdadera es que nunca tuve presupuestado venirme, la que ha regido mi forma de ser y de pensar en estos tortuosos días.
Ese localismo por Linares, mi ciudad natal, me vino estando afuera y sin quererlo se convirtió en mi bandera de lucha para soportar todo. Fue una excusa por mi inmadurez y rebeldía.
5 años no es poco, pero los 18 años que viví en Linares pesan mucho más. Aunque sí he vivido muchas cosas en esta ciudad, que para mi desgracia han terminado mal, la relación con Andrés, los alejamientos con los amigos, mis aislamientos de la realidad, mis drásticos cambios de pensar… no sé, tengo claro que cada vez que uno no se siente bien en un lugar, las cosas malas son las que se recuerdan.
Me queda poco menos de 2 meses en este lugar (me voy el 15 de julio) y aún no conozco el Huáscar, no he ido a Playa Blanca, ni a los museos, he pasado horas encerrada en mi pieza o en algún recinto deportivo de la provincia.
No hice intentos por encantarme, ni mucho menos por acostumbrarme, sentía que Concepción había truncado todos mis sueños, mi futuro lleno de esplendor, rodeada por la gente que me quería, con la que crecí. Al llegar acá tuve que empezar otra vez, como en kinder, conocer gente, porque al llegar acá no conocía a nadie y eso ya me molestó, mi vida estaba bien, con mis amigos de toda la vida, que por lo demás todos estaban en Santiago, Valparaíso o Talca, por qué tenía que venirme para acá?, por qué esa rebeldía de negarme a vivir donde mi familia me proponía?.
Pero los buenos recuerdos de Concepción permanecerán en mi memoria, en mi mente están esos largos paseos sola por el Parque Ecuador, la función de la 7 en el Teatro Concepción por lo martes cinematográficos, las tardes de domingo en el Municipal de Collao o en la Casa del Deporte, los días de lluvia en la Universidad de Concepción, ese año de drogas y buenas notas en la remodelación Paicaví, las mañanas de reporteo en Chiguayante, los fines de semana en el Diario Crónica, las noches deportivas en Radio Llacolén y las actividades extraprogramáticas de la DTI. Pero si tuviera que elegir entre eso y los recuerdos de infancia y adolescencia, la balanza siempre se inclinaría al segundo.
Ahora el miedo me invade, no me siento parte de ningún lugar, ni de Concepción (de donde me iré pronto), ni de Linares (ciudad que abandoné hace 5 años) y eso me apena. Me gustaría ser parte de la algo, pero ya no pertenezco a ninguna. Me da mucho miedo pensar que tengo que comenzar otra vez con mi vida, como si por segunda vez hiciera un reset en mi historia (como después del colegio) y empezará el game con las mismas dificultades de la pantalla anterior. Pero tal vez mi vida en Santiago será un poco más fácil, tengo un plus, allá está mi hermano, mis primos, mis amigos de la infancia, el amor y la madurez que ahora si me acompaña. No quiero que la práctica profesional que se avecina en agosto me obligue a realizar reset otra vez.

viernes, mayo 05, 2006

[Nuevas Inversiones]

Me he dado cuenta que realmente mi aldea esta creciendo y eso de verdad me llena de felicidad. Se abren fuentes de trabajo para las personas de Linares, gracias a las nuevas inversiones que llegan día a día, pero también un punto importante es que las instituciones de educación superior, se están dando cuenta que somos una ciudad rentable, pero lo que es mejor, le dan la pisibilidad a muchos jóvenes de estudiar cerca de su casa o hacer patria en nuestra aldea.
En mi caso tuve que salir de la ciudad para estudiar, porque no existía nada que me permitiera quedarme, tampoco opté por Talca, más bien me gustaba la Universidad de Chile o la PUC, aunque tampoco me desagradaba la UdeC. El problema está en que ya no volveré a Linares, después de vivir 5 años en Concepción, me iré a Santiago este segundo semestre.
El crecimiento no es tan sólo porque ya llegamos a los 100 mil habitantes y sólo deben tener en cuenta que el 80% de los jóvenes de la Villa San Ambrosio no se censaron allá, más bien lo hicimos en los distintos lugares de estudio o trabajo, así que podríamos ser varios más. Pero el crecimiento tampoco es sólo porque estamos creciendo hasta casi llegar a la Cordillera de los Andes, es más bien porque varias multinacionales han querido invertir en nuestra ciudad. Eso para muchas personas es un problema, aborrecen la modernidad, etc... en mi caso creo que es la única manera de sacar adelante las ciudades olvidadas de nuestro país, las que no figuran entre las más grandes de Chile.
Tenemos un "Small" en Linares, que cuando escuché que le decían así, me dió mucha risa. Es un Centro comercial pequeñito, pero que en ningún momento perdió la identidad linarense, ya que tiene en varias partes fotos típicas de la ciudad y en algunos momentos se ven un par de chupallas, lo que es demasiado entretenido. La gente de toda la provincia lo ha convertido en un paseo familiar de los fines de semana.
Pero lo más chistoso y que para muchos puede ser una estupidez, es que llegaron las escaleras mecánicas, que los primeros días han estado repletadas de cabros chicos que quieren jugar en ellas, bajan y suben hasta enojar a los pobres guardias linarenses que no están acostumbrados a tanto ajetreo.
Las fotos son de una caminata por Linares en companía de mi amiga Flora (que pronto tendrá su bebé). Riéndonos un poco de la modernidad, y de la señora que tenía miedo de bajar una escalera mecánica, lo que formó un taco en el segundo piso de la tienda.
I love Linares