miércoles, julio 12, 2006

[Agradecimientos]

En este momento igual me da un poco de pena todo esto, no me gustan las despedidas, debo superar una etapa llena de cosas, y tengo claro que hay varios pasajes y acontecimientos que nunca olvidaré en esta ciudad de lluvia. Conce igual es parte de mi vida, y eso lo tengo claro ahora que me voy y dejo todo lo que había construido en esta etapa. Lo único que sé, es que tengo que agradecer a las miles de personas que compartieron conmigo todo este tiempo, personas que soportaron mi mal humor "a veces", los odios a la ciudad de los perros y todos los defectos que puedo tener, pero también mis risas a carcajadas, mis alegrías y todo.

No van por orden de importancia, es sólo lo que voy recordando.

A los compañeros de tantas batallas, ligados al Periodismo deportivo. Al Christian "Kily" González, mi amigo que siempre me escuchó, el que sabía lo que era bueno para mí, tal vez debería haberte escuchado un poco, bueno está demás decirte que pese a que nos hemos alejado el último tiempo te quiero mucho y siempre serás mi admirador más fiel jaja. Al Pedro Cid, con sus tallas que nunca entendí mucho, es como Felo, pero una gran persona, que siempre estaba con el consejo en la punta de la lengua, a Chiquito y Ferrari, que me hicieron reir en muchas oportunidades.

No puedo dejar de lado a mi grandes compañeros del diario pop de Conce, al Joaco mi amigo del alma que lo adoro demasiado, "te voy a recordar en todas las oportunidades, tengo demasiadas vivencias contigo y cuando vea un árbol te recordaré, gracias por estar conmigo cuando te necesité, por ir a Linares cuando viste que la muerte de mi tío me tenía mal", gracias por todo, por tu amistad, no sé, tú sabes que te quiero más la cresta y aunque no lo diga lo demuestro. Al Jorge Arriagada, que fue un partner, que me trató de igual a igual y eso fue algo que me llenó de alegría, para que hablar de mi editor, Carlos “Osito” Alarcón, que me cuidaba una enormidad y cada vez que llegaba riéndome a carcajadas al diario me decía “vienes a puro revolverme el gallinero”, de verdad es una de las mejores personas que he conocido este tiempo.

A los fotógrafos de los medios nacionales, al Alipio Ortega, que siempre estuvo preocupado por mí, el Negro Acuña que fue uno de mis grandes amigos en toda esta etapa universitaria, al Víctor Salazar y sus tallas en La Tercera y por el Chat, al Rolo Oyarzún por los carretes, y al Gato Acuña por tener siempre bonitas palabras pa mí y la Cathy, que me adoptó en la Tercera cada vez que llegaba a esa oficina.

Sin lugar a dudas uno de los mejores y más gratos descubrimientos fue la Anita Navarro, que entre conversaciones en los aburridos partidos, nos hicimos grandes amigas, supo harto más de mi vida, tal vez más que los que me rodeaban y siempre me escuchó cuando tenía alguna puteada atascada o sólo cuando tenía pena; para que hablar de su novio Maury, que es igual de buena persona que ella. Y en general a todas las personas, prensa, hinchas, deportistas, entrevistados, etc… que me recibieron o saludaron con una sonrisa en los recintos deportivos de la Provincia de Concepción.

Al primer trabajo que me apasionó una enormidad, el programa “Noche Deportiva” de Radio Llacolén, a Don Juan Aguayo, que todavía me dice “mi guagua” cuando me ve, a la srta. Lucía Poza que me enseñó lo espectacular que es la radio y al Hans Loosli, un muy buen partner, hacíamos re buena dupla radial. Para que hablar de Don Juanito, el radiocontrolador, que me arreglaba los agudos todos los días.

Gracias a todos los que me soportaron como delegada de Deportes del CAA de Periodismo 2005, como delegada de curso en los primeros años de carrera (ya que Cristian Fuentes me arrebató mi corona jajaja) y los que prendieron con mis campeonatos de fútbol en Calama o la cancha de Hockey, de hombres y mujeres.

Gracias a los profes de la Escuela y a los que me hicieron clases de teatro y voleibol, pero especialmente a Héctor Alarcón, “el gurú”, que se portó un 7 conmigo y siempre tuvo el consejo preciso. Al profe Carlos Oliva que ahora es director del depto y fue mi jefecito y director del diario Crónica; y aunque no lo crean y se rían, al profe Hugo Olea, que muchas veces quise ahorcarlo, pero aprendí a apreciarlo a medida que pasaban los años, ahora puedo decir que no lo odio y que lo estimo.

A mis amores penquistas, que hicieron más grata mi estadía en esta ciudad a Juan Carlos que me cocinaba exquisito en la remodelación Paicaví; al Andrés, con el que estuve largo tiempo; el Fabián mi novio musculoso, apretado y rico y el Panchito que tuvo que aguantar todos mis berrinches de pendeja.

A Juan Carlos Pantoja, que fomento mis ansias literarias y me subió el autoestima con mis cuentos.

A los amigos del alma Joaquín que ya lo nombré arriba, a la Ángela que soportó mis llantos, mis alegría, mis peleas, mis glorias, mis ataques de histeria y todo, siempre estuvo ahí en los buenos y malos momentos, yo creo que de verdad está demás decirte lo que significas para mí, pese a todo el distanciamiento de este último tiempo, ten en cuenta que siempre valoraré los esfuerzos que hiciste porque quisiera un poco más esta ciudad y que me sintiera mejor.
Al Tito, que me dejó alucinada con música y con mis ansias de ser un artista audiovisual, a la Mirta que siempre se daba cuenta cuando algo me pasaba y era capaz de escucharme por largo rato, a la Iso, la Ale, el Mono, Wallace, Cristian Fuentes, la Su, la Negra, el Coto, el Dago, las Danys, la Coté, la Clau, al Pampi, la Nelly y todos los compañeros de curso, carrera, universidad o conocidos de la ciudad, con los que alguna vez compartí un copete en la casa de la Ángela, en el Barrio Estación, en los paseos de Periodismo, un vino o candola en los pastos de la Universidad, ahí éramos todos hippies y eso era genial, o en laguna casa que ni conocía, pero en las que siempre fuí bienvenida.
A mi padrino, Pedro, igual me abandonaste cuando estaba en 3º año de U, pero cuando me elegiste fue re top, éras el más apetecido jaja, gracias por los apuntes que me diste y en los trabajos en los que me ayudaste.

A los partner y convivientes en las distintas casas por las que he pasado, al Gato y el Boris, por darme los mejores carretes en estos años de Universidad y hacerme vivir en un pequeño Linares hippie gracias a efectos adversos jajaja, a la Bárbara, doctora que me quitó todos los achaques y al Sebastián Mozó el adoptado en el depto de la Remodelación Paicaví. Y a todos los demás, que fueron muchos.

Al Gerardo de la Maza, el guachito más rico de la escuela y a la Nena, porque pese a ser de otros cursos, siempre tuve gran confianza en ellos.

A los Bloggers, que me mostraron una nueva forma de expresarme y que me apasionó del todo, a la comunidad cloggers de Concepción, a los que visitaban mi flog y mi flickr.

A Santos el radiotaxi, que siempre nos salvó de tantas batallas y cuando estábamos tirados en alguna parte. Al 592, al Bar del Negro, el Choripán, los Luppies, el Break, El Súbito, el Haití y hasta la Havanna, donde se hacían los carretes de Periodismo y en general todos los sucuchos y cuchitriles que alguna vez visité.

A los Martes Cinematográficos, que me acogieron todos los martes (obvio), con lluvia, calor, etc… hasta un par de veces me quedé dormida, pero la mayoría de las veces aluciné con las películas.

Como olvidar al Assuan, el mejor lugar en período de certámenes, exámenes, rompimientos amorosos, etc…

A las personas de la DTI, los compañeros kilomberos de la pecera, la Eme, la Cristi, el Álvaro, Servando, la Paula, la Pepa, la Meli y la Viví, que siempre brindaron una conversación simpática y amena, se conviertieron en una segunda familia, de hecho les veía más a ellos que a mi padres; al Carlos Reyes y el Lucho Fierro, de verdad 2 grandes personas, al Carlos lo odiaba todo el rato por ñoño, pero el sabe que le tengo un montón de cariño y el Lucho un amor de persona, es eso, una persona genial, además de mi coterráneo, a Don Manuel por las sacadas de apuros cuando algún código estaba guateando, al jefecito de área Italo, aunque no me haya saludado para el día de la mujer, al Pancho, el Osvaldo, a Ricardo y la Marisol, al Pedro, el Eduardo, Leo, la Bea, la Cristi, la Rossy, Don César, Rolando, la Sole, la Carola y la Claudia, las 2 siempre me saludaban en las mañanas, y yo con audífonos.
De todo corazón espero dejar un recuerdo en ustedes, aunque sea mínimo.
Fueron hartos años en Conce y la después de todo puedo decir que fueron muy lindos.
Los quiero a todos una enormidad, en cualquier momento me dejo caer por Conce.
Acuérdense de mi y no me olviden.
Tengo pena, de verdad que harta, estoy bien sensible por todo esto.

jueves, julio 06, 2006

Mi nombre es Matilde. II parte

Matilde es mi madre, aguerrida, patiperra, se fue de la casa a los 12 y nunca más volvió, era la única que le hacía frente a su padre, pero cuando quedó viudo se hizo cargo de él y se negó hasta más no poder a que se casara otra vez. Crió a su hermano Héctor y fue el pilar fundamental de la familia luego de la partida de la madre. Militante del partido Comunista, dejó los estudios por sus ideales, luchó contra el yugo de una familia del partido nacional y le quemó los camiones a su propio tío, sólo por el placer de verle la cara a esos “Viejos Católicos”. La mandaron a Arica, para que nadie se enterará que la Matildita Escudero hablaba de compañeros, era upelienta y aunque no lo reconociera muy hippie. En Arica tuvo muchos novios, lo pasó bien, hizo campañas políticas para su partido, fumó marihuana, trabajó y fue feliz con el triunfo de Allende. Comenzó a trabajar en una empresa electrónica y siendo jefa sindicalizó a todos los obreros, era una importante dirigente y de las pocas que tenía estudios, así que fue aclamada por todos. El 11 de septiembre del 73 estaba trabajando, llego a marcar tarjeta y se dio cuenta que estaba lleno de militares, le habían advertido que algo pasaría, pero prefirió luchar y no arrancar como una cobarde, prefería morir por sus ideales en vez de correr y esconderse como una rata. Sus amigos estaban en distintas embajadas, algunos parientes estaban por salir del país y ella se quedó ahí y le contestó al milico que ocupaba el sillón del gerente, “andate de aquí cabrita, mira que te puede pasar algo malo”, se fue llena de odio, salió de la empresa y estaba todo con llave, saltó la reja y volvió a entrar, quería hablar con ese ignorante milico, la sacaron a patadas y aunque corrió por todo el patio hasta llegar a la pared que colindaba con la calle, la agarraron, le pegaron y la metieron presa, sólo esperaba morir, cuando la van a rescatar, alguien había intercedido por ella, un tal Óscar, amigo de la familia y su hermano Jorge, Carabinero por esos años.
Después de eso se decepciono de las personas que eran sus compañeros, habían arrancado todos y ella había estado presa, con todo lo que ello conllevaba. Se puso a viajar, negándose al exilio y conoció a un mexicano, Gonzalo, se irían juntos a México, pero decidió venir a despedirse de su familia, su padre había muerto y sus tíos también, sólo tenía a sus hermanos. Eso era el verano del 76’ y en una de esas noches de carrete se encontró con el señor Carrasco, Óscar y le contaron que había sido uno de los que intercedieron por ella en el 73’, lo miro y le dio un poco de risa su pinta, era hombre de corbata, peinado, conservador, católico, nacional, con un muy buen trabajo, no muy agraciado, pero de lejos se notaba que era un hombre de muy buen corazón, lo acosó toda la noche y después de 6 meses de pololeo con "puros besos" jaja, se casaron en agosto de ese año, era tan parco que hasta cuando estaban en el altar le decía “Usted”. De esa relación nación Rodrigo, un año después y Matilde en el 82’, creo que podré venir con la buena estrella de las Matildes Escudero, con la diferencia que soy Carrasco, después de haber odiado durante toda mi infancia mi nombre, me doy cuenta que es bellísimo y está lleno de historia, sólo espero ser tan parecida a las matildes que han llenado de vida el pasado de mi familia.
Foto 1: Yo
Foto 2: Mi padre y mi madre entrando al altar, en agosto del 76
Foto 3: Mi madre con sus amigas hippie, la Matilde es la de la guitarra
Foto 4: Mi padre, mi madre y mi hermano de sólo meses

martes, julio 04, 2006

Mi nombre es Matilde. I parte

Revisando los blogs que generalmente visito, me encontré con uno que hablaba del significado de los nombres. Recién ahí me di cuenta la importancia y lo bien que calzan con algunas personas.
Matilde es un nombre de origen Germano, significado "Lucha con fuerza" y su festividad es el 14 de Marzo, se define a las Matildes como personas con interés por la justicia, testarudas, tienen gran capacidad para desarrollar sus intereses económicos y una mentalidad liberal.
Creo que mi caso, mi nombre no podía estar mejor puesto, Matilde, soy luchadora, me hundo y salgo a flote rápidamente. Cuando nací, mi padre Óscar me pasó por el registro civil sin el consentimiento de mi madre, ella quería que me llamara María Angélica o tal vez Eugenia y se negaba rotundamente a que llevara el nombre Matilde, ya que las anteriores, eran una chuscas, que andaban contra la corriente, rebeldes, testarudas, etc… , mi padre llegó donde mi madre aún convaleciente y le dijo: “se llama Matilde, igual que las otras y tú”.
Hay muchas a través de varios siglos, pero una de las más cercanas es María Matilde Escudero, una mujer de armas tomar, que cabalgaba como un hombre a principios del siglo pasado, ella quería estudiar en la Universidad, no quería casarse, ni tener hijos, sólo viajar por el mundo y tener muchos amores. Cuando ya tenía más de un cuarto de siglo decidió casarse, más bien la obligaron luego de un par de palos de su padre y la amenaza de un claustro si no cumplía con esa voluntad, ella pensó: “entre un claustro y un hombre al cual dominar, prefiero la opción 2”. Se casó con su primo, también bastante mayor y viudo, José Honorio era un hombre apuesto, un poco bruto, el típico sostenedor. Pero después de un tiempo, se dió cuenta que tenía un corazón de oro y lo quizó mucho, pese a esos arrebatos de huaso del cerro y ermitaño. Ambas familias querían por lo menos una docena de hijos y que fueran pura sangre para seguir con la estirpe Escudero, tan bien catalogada en esos años. Esa mujer era mi bisabuela, muerta hace mucho tiempo, moderna y aguerrida, llegó a usar métodos anticonceptivos para no tener muchos hijos y poder disfrutar a su marido, pero además porque la hacinaron al fundo de la familia en Quinamávida, sin poder estudiar y alejada del mundo. Sólo tuvo 3 hijos en cerca de 50 años de matrimonio, el primero Alfonso siempre serio y años más tarde un cura agustino; luego Honorio, la oveja negra y mi abuelo; la última era un niña preciosa y porfiada, Matilde, mi tía abuela y los ojos de su padre.
Matilde nunca tuvo hijos, estudió en la universidad, eligió a su esposo contra los berrinches de su padre y los escopetazos de toda la familia, pero lo peor es que ganó toda la plata del mundo en el comercio, “profesión poco digna para las personas y más aún para una mujer”, como decía mi bisabuelo. Matilde se enamoró de Miguel Domínguez, un hombre alto, de pelo negro, ojos verdes y tez blanca, un Adonis que recorría los campos ofreciendo su mercadería, era comerciante. Ella sin preguntarle a sus padres, ordenó sus vestidos y se fue con ese hombre, a punta de balazos que mi abuelo tiraba al aíre “pa asustar a esta yegua suelta”.
Muchos años más tarde Honorio Escudero se casó por segunda vez con Graciela Villegas, una menuda argentina que se robó al otro lado de la cordillera, era por lo menos 20 años menor, pero a él no le importó, se sentía vigoroso, se amaban, pero su relación era un poco tormentosa y violenta, mi abuela era dependiente, sometida y mi abuelo estaba acostumbrado a la estirpe de mujeres bravas e independientes de la familia. De esa relación nació Jorge, Alfonso, Matilde y Héctor.
Continuará....................
Foto 1: El cura Alfonso Escudero (Tío abuelo)
Foto 2: Jose Honorio Escudero Y maría Matilde Escudero (bisabuelos) y su hija Matilde (tía abuela), junto a una desconocida.
Foto 3: Matilde Escudero, junto a su padre José Honorio y su hermano Honorio (abuelo)